Palabras que no quiero olvidar
A lo largo de mi vida he desarrollado la voluntad de contemplar la relación de las personas con aquello que aman, la conexión entre lo que adoran tanto hacer que forma parte de su esencia. En mi caso es escribir, es el arte y la poética en general, es lo que se ha convertido en un refugio pero también una fortaleza en mí y en lo que vivo. Bajo toda acción hay una explicación bajo la mesa en donde se hayan las razones del por qué, por más fruto de la casualidad que sea el encuentro con la que hoy puede ser una pasión, a lo largo del tiempo hemos tomado una serie de decisiones que no fueron simple coincidencia. Esa es una de las cosas más interesantes acerca de las personas y lo que aman, el porqué.
Es probable que muchos encuentren en lo que aman una forma de expresarse. Aunque lo primero en pensarse es alguna disciplina artística, hay más cosas que dejan entrever, de formas más o menos sutiles, una expresión, pues algo de lo que nunca una persona puede prescindir es su humanidad, y sin ella no existiría el arte. Pero también el mundo de la moda encuentra un espacio para la expresión, por ejemplo. Y aunque las ciencias deban de ser exactas y no se presten a la subjetividad ni a factores emocionales, simplemente el acto de dedicar tiempo y esfuerzo a la ciencia implica algo emocional puertas adentro y la capacidad de expresarse ¿por qué no?
Existen muchos motivos. Existe quien lo mueve un sentimiento de ayudar al mundo, otros que encuentran su combustible en la realización personal, o en la capacidad de refugiarse de la tristeza, por ejemplo. No existe una razón más digna que otra si se hace lo que se ama. Lo que se ama no es rígido, puede cambiar y hasta tornarse difuso, pero hasta cuando no nos damos cuenta, hay cosas que nos mueven, que nos hacen actuar y que al final del día decidimos por encima de otras.
En mi caso, mi amor por la literatura, la poética y el arte echó raíces un día en Agosto de 2021, en plena clase de literatura, leyendo el poema "Epitalamio bárbaro" de Rubén Darío, pero sus ramas apuntan a varios propósitos y razones. No solo la capacidad de encontrar una voz sino también cuestionarme qué hago, qué vivo y en dónde. Un espacio personal de autorrealización y una forma de ver el mundo, diferenciando la poesía como lo elemental (el poema) y la poética como algo que sobrepasa la literatura y va hacia todas partes del mundo. Pero hay algo más, un motivo que me sobrepasa, y es que creo que la escritura es lo que tengo para dejar en el mundo. Hay una voz en mi poesía que no quiero que se olvide, no por gloria, sino porque soy un creyente de que toda persona tiene algo para decir, algo para expresar o algo para aportar, y la poesía es mi manera de hacerlo. En esta tesis puedo referir a dos poemas que ya he compartido aquí, el primero lo pueden encontrar en la primer entrada "Introducción", donde cito un poema de Machado que dice: "Nunca perseguí la gloria / ni dejar en la memoria / de los hombre mi canción...", el otro es aquel de Dickinson que dicta: "Si pudiera impedir / que un corazón se rompa / no habré vivido en vano...". Ambos poemas reflejan juntos reflejan aquello que este poema a continuación compartiré: una voz que aclama parte de lo que tengo para aportar en el mundo y en la humanidad, independientemente de que sea recordada mi identidad.
A continuación, el poema:
Olvido
Olvídate de mí
pero no de mis palabras
cuando te dije
que a todos los quiero
y que a ti también.
Olvídate de mi rostro
de mi sonrisa,
incluso del tono de mi voz,
pero no de mis palabras.
Porque seré fugaz en la vida,
pero no quiero
que al rastro de los días
se vayan aquellas palabras
que puedan salvar a alguien.
No olvides de aquel día en el que te dije
que vivir valía la pena.
Porque yo
me compongo de letras,
y mi vida, como todas,
tiene algo para dar.
No mi cara.
No mi ropa.
Ni mi pelo.
Ni mi casa.
Sí mi boca
y mi puño apretando una lapicera.
Así que olvídame,
no me voy a ofender,
pero no olvides mis palabras,
incluso si mi nombre no las aclama.
No olvides mis palabras
cuando dije
que siempre estaremos a tiempo
para salvarnos.
Y esto es lo que quiero dar, no solo mi voz sino también este poema de esperanza, que aclama el valor de vivir como lo máximo que tenemos, que aclama que nunca es tarde para salvarnos, salvarnos del mundo y de nosotros mismos. Todo esto vale la pena. No desistamos en el valor de lo que hacemos y lo que amamos, no olvidemos y defendamos lo que tenemos para dar.
Muchas gracias.
Comentarios
Publicar un comentario